Mitos vs. Verdades acerca de la Toxina Botulínica (Botox)

Les quiero compartir algunos mitos comunes y verdades acerca de la aplicación del Botox, ya que es muy frecuente que mis pacientes me pregunten sobre esto en consulta, previamente a realizar el procedimiento.

Mito: duele mucho.

Verdad: la molestia es mínima, ya que se coloca crema anestésica y las agujas que se utilizan son súper cortitas y delgaditas.

Mito: causa adicción.

Verdad: la toxina botulínica no genera dependencia, ¡uno sólo se vuelve adicto a verse bien y a recibir halagos de su apariencia! Es por eso que cuando acaba su efecto, quieres volvértelo a aplicar. 

Mito: el efecto es permanente y deja secuelas.

Verdad: el efecto dura alrededor de 5 meses aproximadamente y desaparece sin dejar secuelas. No se “cuelga” la cara con el tiempo y no te queda deforme. 

Mito: te cambia la expresión.

Verdad: este punto es muy importante ya que debes asegurarte de realizar la aplicación con médicos certificados, pues esto te garantiza y otorga un buen resultado y sobre todo, seguro. 

Mito: aumenta el volumen de la cara. 

Verdad: repitan conmigo “el Botox no es un relleno”. El objetivo principal es prevenir y/o mejorar las arrugas, no aporta volumen ni rellena hundimientos. 

Mito: sólo es para personas mayores.

Verdad: se puede aplicar a edades tempranas (a partir de los 25 aprox.) para prevenir las arrugas dinámicas y el envejecimiento prematuro. Yo siempre les aconsejo a mis pacientes jóvenes que entre más pronto se apliquen Botox, mejores van a ser los resultados a largo plazo. 

Así que no le tengas miedo al mejor tratamiento para prevenir las arrugas y evita que en un futuro se formen surcos que van a requerir otros procedimientos. Créeme, uno no sabe cuánto lo necesita hasta que se lo pone.

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