De haber sabido lo que era el divorcio, lo hubiera hecho mucho antes
AutoguíaSin duda alguna una de las etapas más increíbles puede ser la etapa del matrimonio. Es una etapa en la que personas deciden unir sus vidas por amor. Cada una con su historia, creencias, educación, gustos, heridas y experiencias, que al iniciar una vida en pareja, asumen el reto de complementarse y formar una familia.
En ocasiones, las historias como en los cuentos terminan con un… “y vivieron felices para siempre”. Sin embargo, hoy en día esas historias son cada vez más escasas, los seres humanos hemos disminuido nuestra tolerancia, nos hemos vuelto más exigentes, las necesidades socioemocionales en algunos casos han pasado a segundo plano y las necesidades materiales, profesionales e incluso el hecho de pertenecer a ciertos grupos han escalado algunos peldaños y se posicionan por encima incluso de padres, parejas e hijos. Las mujeres hemos avanzado mucho en lo profesional, a veces tanto que nos olvidamos de nosotras mismas por cumplir con el esposo, los hijos y ser proveedoras, y es una realidad que no me atrevería a decir que está bien o mal, es una realidad que lo único que pone sobre la mesa son nuevos retos. Hoy debemos ser capaces de aspirar a cumplir con todos esos deseos y desarrollar habilidades que nos permitan regresar las necesidades socioemocionales a la cima de nuestras prioridades. Se preguntarán qué tiene esto que ver con el divorcio.
Yo creo que tiene todo que ver, generalmente la decisión de vivir juntos se toma estando enamorados, en ese momento los planes a futuro pueden coincidir y puede parecer que nada puede oponerse entre la pareja y su plan de vida, aunque en esos momentos son pocas las veces en que como pareja nos sentamos realmente a platicar lo que pasaría si… ¿Qué pasaría si queremos tener hijos y no podemos?, ¿qué pasaría si el dinero no alcanza?, ¿qué pasaría si alguno de nuestros hijos naciera con una discapacidad? ¿Qué pasaría si uno de los dos tuviera una oportunidad laboral que implica un cambio tan grande que el otro tuviera que detener o abandonar su carrera? Y como estas, cientos de preguntas que cuando se está enamorado no ocurren y que se convierten en situaciones que en algún punto generan conflicto en las parejas y que en muchas ocasiones terminan con las relaciones.
Hay quienes enfrentan estos momentos y logran salir adelante; al mismo tiempo, hay quienes no y cuando la relación se rompe ambas partes resultan heridas, ¿por qué? Son muchos los factores, pero la mayoría de las veces es porque nos tardamos en tomar la decisión, hay un punto en la relación en la que en el fondo sabemos que ya no funciona, no lo queremos aceptar, decidimos luchar hasta el último momento, terapia, constelaciones, viajes, incluso hay quienes tienen más hijos pensando que pueden servir para pegar algo que ya está roto, después empiezan los pleitos e insultos, empiezan las acciones que son las que más lastiman a ambas personas e incluso como daño colateral a los hijos, hacemos hasta lo imposible como pareja o de forma individual, nadie se casa para divorciarse. Ninguno de los dos quiere ser el villano que tome la decisión de terminar lo que debía ser un felices para siempre…
Al final, la decisión se toma por uno o por otro. Duele, sí. Pasa el tiempo y duele menos. Conforme la vida se va acomodando y nuevamente la rutina diaria vuelve a tomar su curso, te das cuenta que no fue tan grave, que las cosas se acomodan, que los niños están bien, que tú estás bien y entonces analizas, ¿valió la pena dejar que las cosas llegaran tan lejos?
Marisol Ralph