Una mujer maravilla

Seguramente has visto o estás familiarizada con esta mujer que sale en los cómics o películas. Aquella que tiene la habilidad de volar, una super fuerza y super velocidad. La que puede repeler cualquier tipo de arma que quiera dañarla y es luchadora por naturaleza. 

Está misma mujer invencible, que no se cansa nunca y que además, después de toda su lucha interminable y escenas de acción; su cabellera está intacta y el maquillaje tal como si no hubiera hecho esfuerzo alguno 

¿Ya sabes de quien hablo? 

¡Claro! 

Estoy hablando de la fantástica Wonder Woman. 

Y es que, a pesar de saber que esta mujer vive solamente en los cómics; nos encanta sacarla de ahí y empezar a proyectarla en nuestras propias vidas. Y estoy segura de que te ha pasado esto, más de una vez.

Nos volvemos mujeres “invencibles” (y no es que no lo seamos) capaces y dispuestas de solucionar, no solo nuestros problemas, sino los de todos los demás. Nos hacemos responsables de cosas que no son nuestra responsabilidad. 

Nos tiramos al suelo, rodamos y levantamos coches, con tal de que todos los demás estén bien; y muchas veces nos olvidamos de nosotras mismas. Hacemos hasta lo imposible por todos y para todos; podemos intentar partirse en mil pedacitos para que todo salga como tiene que salir (hoy le llamamos multitasking) y por si fuera poco, las uñas y el maquillaje tienen que permanecer intactos. 

Se nos ha exigido ser mamás, hijas, tías, amigas, esposas y novias; perfectas. Emprendedoras, inteligentes, exitosas; y sin quejarnos, porque “nosotros lo pedimos”

Delgadas, prudentes, capaces, proactivas, empáticas, sensibles; porque es natural en nosotros. 

Y un millón de características más, bajo la premisa de “tu eres mujer, tu lo puedes todo”. 

Hoy quiero decirte que a pesar de que lo podamos todo, no necesitamos hacerlo todo. No necesitamos seguir comparándonos con la mujer de las películas y mucho menos con las mujeres a nuestro alrededor.

No necesitas demostrarle nada a nadie, ni siquiera a nosotras mismas porque nosotros no necesitamos ser la mujer maravilla, ya somos una maravilla de mujer y con eso, es suficiente. 

Psict. Mariana Robledo Valdespino 

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