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“Convertí el dolor en amor propio”: El testimonio de una sobreviviente de cáncer de mama

Autoguía
Lectura: 2 minutos

Cuando recibí el diagnóstico, lo tomé con actitud, porque sabía que sería un proceso largo en el que debía aprender mucha paciencia. A veces te gana la angustia, pero si mantienes una actitud positiva, cada etapa se vuelve más llevadera.

El tratamiento fue extenso; mi tiempo cotidiano se convertía en una eternidad. El positivismo fue la clave del éxito. Muchas veces acudí a mis quimioterapias muy contenta, porque desde que despertaba, mi mente se enfocaba en decir que todo estaba bien.

Dejé atrás mi vida anterior al diagnóstico, incluso aquella en la que ya había éxito. Renunciar a todo me ayudaría a estar bien. Fui muy estricta con mis medicamentos, consultas médicas y con cada proceso que iniciaba; siempre investigaba para asegurarme de que fuera adecuado al tipo de cáncer que tenía.

En cuanto a la alimentación, descarté muchos mitos relacionados con los alimentos. Comprendí que muchos de ellos son una fuente importante de nutrientes durante el cáncer y aliados del tratamiento. Eliminé la comida chatarra y la comida rápida; me dediqué a que mis comidas y alimentos fueran mi prioridad.

Emocionalmente, tuve psicólogas que me acompañaron en el proceso. Muchas veces te caes, te angustias y sobrepiensas tantas cosas que, a veces, ni siquiera sabes si pasarán.

Nunca me adelanté a los hechos; siempre dejé fluir el proceso y me permití vivirlo tal como lo entendía y podía soportarlo.

Algo que también me ayudó fue investigar sobre cada médico: su especialidad, experiencia y opiniones. Siempre buscaba una segunda opinión y, con base en ello, decidía cuál era la mejor opción para mí.

Cada dolor y cada proceso los asumí pensando que debía someterme a ellos para recuperar mi salud.

Me aparté de mi círculo social, porque muchas veces las personas no entienden que estás atravesando un proceso complicado y no quieres ver a nadie ni convivir. Ese aislamiento lo hice por decisión propia, y agradezco que haya sido así.

Investigué absolutamente todo: médicos, procesos y medicamentos. Me convertí en médica de mi propia enfermedad.

Hoy comparto mi experiencia con otras mujeres que necesitan saber que esto es duro, pero no imposible.

Soy una sobreviviente de cáncer de mama, capaz de buscar calidad de vida y superar lo vivido, pero también consciente de que soy una mujer que lucha y que, día a día, intenta estar bien.

Jamás tuve un desbalance nutricional. No permití que ningún nutriólogo me diera suplementos alimenticios de ninguna índole y, al final, logré formar un excelente plan de alimentación.

En cuanto a los dolores diversos, siempre busqué métodos no invasivos. Por ejemplo, para el dolor de huesos, en lugar de pastillas, opté por costalitos de termoterapia que calmaban el malestar. A todo le buscaba una opción natural y eficaz.

Conté con un equipo médico multidisciplinario, pero siempre evaluaba si era necesario acudir a más especialistas antes de hacerlo.

Siempre procuré verme bonita. No permití que me etiquetaran ni me victimizaran; me sentía a gusto conmigo misma.

Evitaba la compañía de personas negativas, porque quería proyectarme hacia una nueva visión de mi vida y mi enfermedad. Muchas personas ni siquiera se dieron cuenta de que estaba atravesando un proceso de cáncer, gracias a la actitud positiva que mantenía.

Un punto importante también fue mi familia: aquella que respeta tus espacios y que está en los momentos difíciles. Sentirse acompañada en este proceso es fundamental.

Sí se puede vencer al cáncer, pero es un camino que requiere paciencia, tolerancia y, sobre todo, una actitud positiva.

Esa es la clave para superar esta enfermedad.

Y no es necesario obligarse a ser fuerte, porque cuando atraviesas un cáncer, hay momentos en los que simplemente no se puede. La sociedad aún no está educada para empatizar con quienes vivimos esta experiencia.

Mentalízate: tú eres dueña de tu proceso y debes afrontarlo como mejor creas conveniente. Nuestro amor por la vida nos impulsa a luchar ante cualquier adversidad.

ENFRENTA TU REALIDAD Y LOGRA TU FELICIDAD

Hoy me despido agradecida contigo por leer mis artículos cada mes, donde compartí un testimonio de vida con todo mi cariño y dedicación.

Mi mensaje, como mujer sobreviviente de cáncer de mama, es una lección de vida: convertí el dolor en amor propio y mi lucha en un reto constante para mantener mi salud y una calidad de vida plena.

Orgullosa de ser hoy una sobreviviente de cáncer y una guerrera con ganas de vivir intensamente, agradezco a ti, audiencia, y espero haber transmitido un mensaje de concientización y prevención ante el cáncer de mama.

Atentamente,

Karla Palafox

Sobreviviente de cáncer

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