Suelta el control de cómo se debe ver la vida
Autoguía, Wellness¿Cuántas veces has estado en una posición de querer tener razón de algo y después de tiempo, te das cuenta que no la tenías realmente, o no importaba, o no valía la pena el pleito o discusión, o incluso hasta perdiste alguna relación?
Cuando queremos controlarlo todo e imponer “nuestra razón”, nos perdemos de la posibilidad, del crecimiento, del desarrollo y la evolución del alma y la mente. TODO ES UNA ILUSIÓN, sí TODO; lo que es real para ti, tal vez para mí no lo sea y viceversa, por lo tanto, NADA ES SEGURO. Esto también nos lo demostró la pandemia.
A lo largo de tu vida te despedirás de muchas relaciones, proyectos, personas y momentos que nunca imaginaste, pero ganarás nuevos negocios, amistades, relaciones inesperadas, sanación familiar y mucha evolución y crecimiento. Esto no puede ser posible si no te atreves a soltar la idea de que está en ti controlarlo todo, al contrario, fluye y confía en que algo más grande está moviendo las piezas. Suelta el control: desdobla, escucha y redescubre la idea de todo lo que puede pasar. Es posible que te sorprendas de los regalos que hay para ti.
Además, cuando te aferras a tener razón, generalmente reaccionas, no respondes. Responder viene de la responsabilidad, ‘la habilidad de responder’. Cuando respondes, sobre todo observas qué energía requieres utilizar para entrar al momento. Es un ejercicio de indagación acerca de lo que ocurre y tu propia interpretación. Te permites pensar la manera de accionar, y al mismo tiempo, quitar ‘lo que no suma’ de juicio, creencias o suposiciones para observar el evento desde la neutralidad. Una respuesta oportuna consiste en tomar responsabilidad de lo que puedes hacer en ese momento, qué parte te corresponde y cuál no debes apropiarte.
Reaccionar, en cambio, viene del ego. Es la manera “fácil” de salir de un momento incómodo. Te convierte en víctima y presa de tus emociones. En la reacción, vas apagando fuegos sin detenerte a observar qué es lo que realmente ocurre. Es una conducta aprendida del ego. Tu mente es adicta a hurgar en el pasado para “encontrar” una situación similar en la que ya has estado antes, para decirte cómo “protegerte”. La reacción es tu defensa, la manera de controlar la ola; gritas, te enojas, lloras, recriminas, tú sabes qué haces.
Lo que vive en ti es luz, posibilidad y amor. Lo que oscurece, opaca y apaga tu alma, son las expectativas de un mundo de apariencias creado por tu ego. Pero tú puedes apagar tu mente, callar a tu ego y escuchar para descubrir nuevas posibilidades. Nunca llegarás si no te abres a la posibilidad de que la recompensa puede estar en un lugar distinto del que visualizaste. La rigidez de tus formas y tu pelea por tener la razón de “así es, por aquí es, así se ve o esto debe suceder”, le resta magia a la acción que el Universo puede obrar sobre ti. La vida siempre te va a empujar hacia tu destino, el problema es que a ti no te gusta lo que hay en medio, pero hay precios que pagar, y quien resiste, se atora y no avanza.
No hay más necio que el que quiere tener razón.
Tu recompensa nunca ha dejado de estar enfrente. Salte de la cuadratura de tus formas y explora los distintos caminos; pruébalo todo, ve y regresa, entra por un lado y por el otro. A veces se verá oscuro, difícil, cansado o rudo de atravesar, pero puede ser esa la dirección en la que encuentres todo lo que estás buscando realmente. Ábrete a las posibilidades infinitas, que ya existen para ti… Sólo cuando dejas de querer tener razón.
Compárteme tus comentarios, preguntas o dudas, me dará mucho gusto leerte.
Abrazos,
Elba.