Rompiendo el techo de cristal: cuando una sube, subimos todas
Autoguía, EmprendeEl techo de cristal no se ve, pero se siente. Se siente cuando trabajas el doble y aún así te cuestionan si eres lo suficientemente buena. Se siente cuando hablas en una junta y alguien más se lleva el crédito. Se siente cuando la maternidad se convierte en una razón para dudar de tu compromiso laboral. Se siente cuando, a pesar de tu talento, hay un límite no dicho que parece marcar hasta dónde puedes llegar.
Nos dijeron que el éxito es individual. Que si te esfuerzas lo suficiente, lo lograrás. Que lo único que importa es cuánto trabajes, cuánto estudies, cuánto te sacrifiques. Pero eso no es del todo cierto. No es suficiente con quererlo mucho si el camino sigue lleno de obstáculos diseñados para detenernos.
Nosotras no rompemos techos solas. Nos sostenemos en la historia de las mujeres que abrieron camino antes que nosotras, y tenemos la responsabilidad de dejar el paso aún más despejado para las que vienen detrás. Porque cuando una mujer avanza, no lo hace sola: su avance marca el inicio de una ruta que muchas más recorrerán después.
La fuerza de la comunidad
El cambio no ocurre en solitario. Ninguna mujer ha roto un techo de cristal sin la fuerza de otras que la han acompañado, inspirado y respaldado en el camino. La comunidad es el arma más poderosa que tenemos para desafiar lo que nos dijeron que no podíamos hacer.
Cuando una mujer logra un ascenso y en lugar de cerrarle la puerta a otra, le da la mano, estamos rompiendo el techo de cristal.
Cuando decidimos compartir oportunidades en lugar de competir entre nosotras, estamos rompiendo el techo de cristal.
Cuando celebramos los logros de las demás como si fueran propios, estamos rompiendo el techo de cristal.
Nos hicieron creer que hay poco espacio arriba, que solo unas cuantas pueden llegar lejos. Pero el verdadero poder está en hacer más grande el espacio, en crear más oportunidades, en abrir más caminos.
Juntas hacemos más
Si hoy te sientes sola en tu lucha, si crees que no hay salida o que siempre te toparás con ese límite invisible, busca a tu comunidad. Busca a las mujeres que te inspiren, que te impulsen, que crean en ti incluso en los días en que tú misma dudes. Y sé también esa mujer para alguien más.
El techo de cristal no se rompe con una sola persona abriéndose paso. Se rompe con todas nosotras empujando juntas. Con cada historia que compartimos, con cada voz que se alza, con cada mujer que se atreve a creer en otra. Porque cuando una sube, subimos todas.
Nos vemos en la siguiente edición
Sofía Ontiveros
@lunadesalem