El diseño gráfico en el mundo: lo que no se ve, pero se siente
Lifestyle, Viajes y culturaA veces me preguntan:
“¿Y tú qué haces?”
Y cuando respondo:
“Diseño gráfico”, me suelen decir algo como:
“Ah, o sea que haces logos y esas cosas bonitas, ¿no?”
Y sí… pero también no.
Porque el diseño gráfico no es solo hacer que algo se vea bien. Es hacer que algo funcione. Que comunique. Que llegue. Que toque. Que se entienda.
El diseño está en todas partes, aunque muchas veces no lo notamos. Está en el cartel que te indica por dónde salir en una emergencia, en la app con la que pides comida, en el menú de tu restaurante favorito, en la caja que te emociona abrir, en la campaña que te hace pensar o sentir algo. Está en la forma en que entendemos el mundo visualmente.
Diseñar es cuidar cada detalle para que algo tenga sentido.
Es elegir un color que transmita calma o urgencia.
Es buscar una tipografía que sea fácil de leer para alguien mayor.
Es preguntarte constantemente: ¿Cómo haría esto más claro? ¿Más humano? ¿Más justo?
A mí me enamora eso del diseño: que no solo sirve para vender, sino también para informar, para emocionar, para ayudar. Que cuando está bien hecho, no necesitas explicar mucho; simplemente lo ves y lo entiendes. Lo sientes.
Pero lo más bonito, creo yo, es que el diseño es invisible cuando funciona. No grita. No presume. Pero transforma.
Y sí, también hago logos. Y empaques. Y redes sociales. Pero cuando lo hacemos con conciencia, también diseñamos experiencias, memorias, ideas que perduran.
En un mundo saturado de imágenes, el diseño gráfico no es un lujo: es una herramienta para conectar. Para construir mensajes con intención. Para darle forma a lo que queremos decir.
Así que sí, el diseño gráfico es importante.
Y no solo porque se ve bonito,
sino porque nos ayuda a ver el mundo de otra forma.
Mónica Gónzalez