La Inclusión: Un Cambio de Paradigma Más Allá de la Legalidad
AutoguíaMéxico cuenta con un extenso marco jurídico en materia de inclusión, pero más allá de las leyes, el verdadero desafío es transformar nuestro paradigma social. Aunque nuestras normativas reflejan avances, la realidad de ser una sociedad inclusiva aún se nos escapa. Desde las normativas internacionales hasta nuestra propia Constitución y leyes, reconocemos la igualdad y la equidad, pero la implementación de estas ideas sigue siendo un reto.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU establece principios fundamentales, subrayando la igualdad y la dignidad inherente a todos los seres humanos, sin distinciones. A nivel nacional, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes subsiguientes refuerzan estos principios, promoviendo el respeto de los derechos humanos y la equidad para todos.
Sin embargo, el cumplimiento de estas normativas no ha logrado convertir a México en una sociedad verdaderamente inclusiva. Este desafío no es exclusivo de nuestro país; se presenta en mayor o menor medida en todo el mundo.
El camino hacia la inclusión atraviesa diversas etapas. Desde la exclusión, donde ciertos grupos se consideraban “diferentes” y se excluían de la participación social, hasta la integración, que, aunque permite la convivencia, no elimina las barreras que limitan a ciertos grupos. La última etapa y la más deseada es la inclusión real, donde se abre la puerta a la diversidad y se implementan políticas y prácticas para eliminar barreras y promover una sociedad justa y equitativa.
La inclusión, sin embargo, va más allá de buenas intenciones. Requiere enfrentar desafíos significativos, como adaptaciones curriculares, materiales específicos y, en algunos casos, tecnología especializada o recursos humanos especializados. La complejidad se acentúa en contextos como aulas inclusivas, donde estudiantes con diversas características comparten un mismo entorno educativo.
El cambio de paradigma necesario para lograr la inclusión va más allá de la legislación extensa; requiere un compromiso personal y social. La buena voluntad no es suficiente; se necesita el acompañamiento de expertos y adaptaciones significativas. Al sumergirse en el tema, se descubren múltiples formas de eliminar barreras, y el camino hacia la inclusión se vislumbra más claro y alcanzable.
En resumen, la inclusión no debe ser solo una obligación legal, sino un cambio profundo en nuestra percepción. Valorar la diversidad humana y permitir que todas las personas alcancen su plenitud son los verdaderos beneficios de una sociedad inclusiva. Más allá de las leyes, necesitamos internalizar este cambio de paradigma para construir un México donde la inclusión sea una realidad, no solo en el papel, sino en la vida cotidiana.
Referencias:
Booth, T. y Ainscow, M. (2000). Índice de inclusión: Desarrollando el aprendizaje y la participación en las escuelas. UNESCO.
Congreso de la Unión de los Estados Unidos Mexicanos. (2013, 26 febrero). Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. D.O.F., 26/02/2013.
ONU, (2023). Declaración Universal de los Derechos Humanos [sitio web]. https://www.un.org/es/about-us/universal-declaration-of-human-rights
Secretaría de Educación Pública, (2017). Nuevo Modelo Educativo: Equidad e Inclusión [sitio web]. https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/283701/E_Equidad-e-inclusion_0717.pdf
Dra. Viridiana Cerecedo
Rectora Universidad Atenas