Nutrición, estilo de vida y ciclo menstrual

LN Mariam M. Lara N 

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Planeas tu vida, viajes, eventos y hasta tu outfit en torno a ella: tu menstruación, y no precisamente porque te emocione su llegada. 

Más allá del esoterismo, misticismo y hasta magia lunar que se relacionan con y por la menstruación, desde tiempos antiquísimos es considerada por muchos autores e investigadores como “el quinto signo vital”. Al igual que tu presión arterial, temperatura corporal, frecuencia cardiaca o respiratoria, la menstruación ¡nos dice todo! A veces puede comportarse como esa amiga incómoda o imprudente que siempre dice lo que no queremos pero tenemos que escuchar. 

Para hablar de menstruación o ciclo menstrual, tenemos que involucrar a las benditas hormonas; las hormonas no solo están relacionadas al embarazo ni son exclusivas del deseo sexual. Las hormonas son las encargadas de llevar mensajes a todo cuerpo para que ocurran ciertos procesos, lejos del órgano que las fabricó – son chismosas y poderosas. “Te metes con una y te metes con todas” y es precisamente por esto que los ciclos menstruales se ven afectados ante cualquier condición metabólica o endocrina que tengamos. 

La menstruación es el evento final de tu ciclo menstrual, es lo que podemos “ver” pero no el objetivo principal. El objetivo del ciclo menstrual es ovular (mes con mes prepárate para ser mamá), ¡exacto! A tus hormonas no les importa si quieres o no ser mamá, siempre tienes que poder serlo (en edad fértil, claro). La ovulación es la señal más clara que tiene nuestro cuerpo para decirnos que todo está bien. 

La ovulación es un proceso para el que se requiere que todos los engranajes encajen perfectamente, y por engranajes me refiero a tu salud cardiovascular, ovárica, pancreática, tiroidea y a hormonas no sexuales, como el cortisol y la insulina, que si bien no están relacionadas directamente en tu salud reproductiva o tu capacidad para ovular, ¡qué lata dan! 

Las mujeres somos seres cíclicos por naturaleza, por eso nos comparan con las fases de la luna, mediadas y afectadas por el antes y después de la ovulación, ya que nuestro cuerpo no se comporta de la misma manera en fase preovulatoria (fase folículo estimulante) que después de ovular, fase luteinizante. Tenemos hormonas como el cortisol, que es crono dependiente (depende del día y de la noche) y que cambia propiamente en el transcurso de 24 horas, pero también a lo largo del ciclo menstrual, al igual que la insulina. 

Es muy probable que ahora estés pensando que lo único que sientes en relación con tu menstruación es el síndrome premenstrual, pero detente, si juntamos en una gráfica todas las hormonas involucradas en el ciclo menstrual (estrógenos, progesterona, hormona folículo estimulante, hormona luteinizante, insulina, cortisol, tiroideas), podemos ver que “la locura” ocurre para la ovulación, no para la menstruación. Si todo funciona correctamente, tendrás una menstruación sana y limpia, pero si algo falla, tu menstruación va a ser tu peor enemiga. 

Si excluimos y descartamos condiciones gineco-endocrinas que alteran a nuestro ciclo menstrual, como el Síndrome de Ovario Poliquístico o la endometriosis y, además, respetamos los efectos de cada una de las hormonas involucradas en el ciclo menstrual, usando las variaciones a nuestro favor, que involucran:  

1. Mejor metabolismo de carbohidratos y respuesta aeróbica en fase folicular 
2. Mayor flexibilidad y capacidad de recuperación muscular en fase luteinizante 
3. Estrés preovulatorio que nos prohíbe hacer déficit de calorías 
4. Incremento en la resistencia a la insulina en fase luteinizante 
5. Incremento de prostaglandinas y estado inflamatorio a nivel intestinal en días premenstruales 

Estaríamos ayudando a todas nuestras hormonas, en consecuencia, a nuestro ciclo menstrual a trabajar de manera óptima y es muy probable que dejes de odiar el mejor don que tenemos las mujeres, el de menstruar. 

Gracias por leerme, 

LN Mariam M. Lara N

Nutrición y Salud Para Todas