Suplementos en la Vejez: ¿Realmente los Necesito?
Autoguía, SaludCon el paso de los años, nuestro cuerpo cambia. Eso no es ninguna novedad. Lo que sí sorprende a muchos de mis pacientes es descubrir que, a pesar de “comer bien”, pueden tener deficiencias nutricionales. “Doctor, me cuido, pero me siento cansado”, “ya no tengo el mismo apetito”, “últimamente se me olvidan más las cosas”… Estas frases las escucho todos los días.
Y es que a partir de los 60 años, incluso quienes han llevado una vida saludable pueden comenzar a tener dificultades para absorber ciertas vitaminas o minerales. Esto no significa que haya que llenarse de pastillas, pero sí que debemos revisar con más cuidado qué le hace falta al cuerpo para seguir funcionando bien.
Lo que más suele faltar
Una de las deficiencias más comunes en personas mayores es la de vitamina D. Aunque vivimos en un país con mucho sol, muchas veces no se toma el suficiente o el cuerpo ya no lo procesa igual. La vitamina D es fundamental para los huesos, pero también para el ánimo y el sistema inmune.
Otra que suele faltar es la vitamina B12. Una carencia aquí puede provocar cansancio, pérdida de memoria o sensación de debilidad. En adultos mayores, no siempre basta con lo que se come: a veces el estómago ya no la absorbe como antes.
El calcio, el omega 3 y, en algunos casos, el hierro o incluso suplementos de proteína, también pueden ser útiles, pero no deben tomarse a la ligera.
¿Entonces hay que tomarlos sí o sí?
No. Esa es una decisión que debe hacerse de la mano de un médico. Lo primero es mirar la alimentación, los hábitos y, si hace falta, pedir algunos estudios. A veces, con ajustar la dieta es suficiente. Otras veces, sí es recomendable incluir un suplemento, pero siempre personalizado.
Un exceso también puede ser perjudicial. Me ha tocado ver personas con problemas renales por tomar mucho calcio sin indicación médica, o con malestares digestivos por exceso de hierro.
El equilibrio es la clave
La buena noticia es que hoy tenemos más herramientas que nunca para acompañar el envejecimiento con dignidad y salud. Los suplementos, cuando se usan bien, pueden ser aliados. Pero no hacen milagros ni reemplazan lo más importante: una buena alimentación, actividad física regular, revisión médica constante y conexión con la vida.
Así que, si te has estado sintiendo más débil, desganado o has notado cambios en tu cuerpo, no te automediques. Pregunta. Infórmate. Tu cuerpo sigue hablando: solo hay que aprender a escucharlo.