2021, el poder del ¿cómo?
EmprendeLa edición pasada estuvimos platicando del cambio en la forma en que las marcas se posicionan. Vimos cómo hace años el protagonista de la comunicación era el producto, sus atributos tangibles y sus beneficios físicos. Después, en los últimos años cambió para que el consumidor fuera lo más importante, así como el beneficio emocional que el adquirir cierto producto podría ofrecerle. Hasta hace poco e incluso hoy en día, ese ha sido el camino “seguro” para las marcas: hablar sobre las emociones, sobre la responsabilidad social y ambiental, sobre la salud y el bienestar y sobre el estilo de vida.
Pero es momento de evolucionar, cada día nacen nuevos competidores y el alcance de la comunicación hoy está más cerca que nunca. Antes, pagar un spot en radio o un anuncio en la televisión era algo que pocos podían hacer y esos pocos eran los que tenían la oportunidad real de llegar a más personas, pero hoy ya no es así. Las redes sociales, los medios digitales, las revistas locales, nos han permitido a todos tener a la mano la posibilidad de llegar hasta donde queramos.
Hay un círculo muy famoso de Simon Sinek en donde nos habla del ¿Qué? ¿Cómo? y ¿Para qué? y utiliza de ejemplo a Apple. En ese momento, Apple era el rey en el mercado por tener muy bien definido su por qué; ellos lo que querían era desafiar el estatus quo y todos sus productos se concentraban en cumplir con esa promesa. Lo lograron, dominaron el mercado del diseño y de la innovación. ¿Qué pasó después? Que otras marcas también podían hacerlo, vemos cómo Samsung o Huawei en pocos años empezaron a tomar decisiones y evolucionar para brindarte el mismo beneficio emocional que te daba Apple. Podemos verlo hasta al entrar a una de sus tiendas, prácticamente hoy en día las tres se sienten igual. ¿Qué sigue? Movernos y evolucionar, buscar otros cómos, el saber qué vendemos y para qué lo hacemos ya no es suficiente.
Recordemos lo que hemos visto anteriormente: las marcas son un cúmulo de significados que se fortalecen creando experiencias, la base de esas experiencias debe de concentrarse en cómo interactuamos y cómo logramos conseguir aquello que queremos. La clave de la comunicación ya no es el soñar con algo, sino qué estoy haciendo para realmente hacerlo.