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LifestyleExisten básicos que representan las bases de la gastronomía, entre técnicas y recetas, algunos muy usados en la cocina del día a día y otros dedicados a momentos especiales. Considero importante el valor de cada uno de estos “Basic to the kitchen”, ideales para quienes gustan de la cocina y disfrutan junto a sus seres queridos de un buen plato.
Bocadillos: ideales como entrada, pueden ser dulces o salados. Su característica principal es que deben ser pequeños, de al menos 2 bocados. Pueden ser a base de galleta, pan o tostadas como base, con un elemento principal como una proteína, queso, vegetales o frutas, y un complemento que destaque y armonice todo el bocado. Por ejemplo, un crostini de queso ricotta con mermelada de frutos rojos picante.
Vinagretas: es un tipo de salsa o aderezo ideal para destacar y armonizar una ensalada. Su principal característica es que se elabora con un agente ácido (vinagre/limón) y un agente graso como el aceite de oliva, que es el más común. Se pueden hacer del sabor de nuestra preferencia agregando algún elemento extra como puré de maracuyá o mostaza.
Salsas base: existen infinidad de recetas de salsas en todo el mundo, pero si nos enfocamos en sus características básicas, podríamos jugar con diversos elementos. En general, son las encargadas de añadir textura, equilibrio y jugosidad, además de ser un gran ingrediente visual. Por lo regular, su base puede ser algún aceite o líquido, y deben tener un ingrediente principal como, por ejemplo, el tomate. Algunos otros productos que equilibren su sabor, como el picante, se deben tener en cuenta si se requiere muy líquida o espesa, y cuál será su función: ser el elemento principal, como el pesto en una pasta; ser un acompañante, como la salsa macha en los tacos; o dar jugosidad, como la salsa roja de una torta ahogada.
Rubs: se le conoce de esta forma a cualquier mezcla de diferentes especias. Dependiendo de lo que se busque, podemos crear nuestros propios rubs, ya sean ahumados, con toques cítricos, florales, dulces o frutales. Dependiendo de la preparación que estemos por sazonar, elegiremos la mejor opción. Por ejemplo, para un postre navideño, se puede usar una mezcla de especias que contenga anís, nuez moscada, cardamomo y canela, o para alguna carne roja, un rub ahumado con pimientas, sal de mar ahumada, tomillo y madera de manzano. El secreto de este elemento es abrirnos a probar diferentes sabores para poder lograr mezclas deliciosas.
Pollo: una proteína bastante amigable y básica en todas las cocinas. Al ser una carne blanca, es ideal para acompañar con diversos elementos que añadan sabores suaves o robustos, ya que es muy versátil. Se recomienda su cocción prolongada a temperatura media para mejor jugosidad, ya sea horneado, a la plancha o estofado. Alguno agente líquido siempre será su mejor elemento.
Pescados: la proteína más fresca, a mi consideración, es muy suave y se recomiendan cocciones cortas a temperatura media-alta para guardar su jugosidad natural. También se puede desnaturalizar con algún agente ácido como el limón o vinagre. Va muy bien con sabores frutales, cítricos y picantes.
Cortes: protagonistas de grandes comidas. Entre mayor sea la calidad de este producto, se recomienda usar menos elementos. Solo sal y pimienta serán sus mejores condimentos. Si la calidad es media, podemos usar rubs para añadir buena sazón; si la calidad es baja, podemos usar elementos más complejos como salsas. Se recomienda cocción media a temperatura alta de inicio y media a baja para terminarlo. Este tipo de proteína resalta más su sabor si se deja reposar antes de consumirla.
Denominados por mí como el kit de conocimientos gastronómicos que todo buen anfitrión o cocinero amateur debe conocer sin tener que ser un experto en la cocina, la idea siempre será divertirnos, atrevernos a probar nuevos ingredientes, disfrutar el proceso y practicar.
Cecy Barrera