Círculo de mujeres

Mientras crecía, me acostumbré mucho a escuchar sobre la “fama” de las mujeres, conflictos, envidias y competencia, y no fue raro encontrarme con algunas con las que tuviera algún tipo de confrontación. Era algo que hasta cierto punto lo sentía “normal”.

Uno de mis mayores anhelos era tener amigas con quienes platicar o salir, y cuando inicié mi tropezado camino hacia el autoconocimiento, se me hizo lógico decirle a la que quizás era mi única amiga que tenía la grandiosa idea de hacer un círculo de mujeres. Me acuerdo haber comprado un vestido blanco y presentarme con un costal de nervios, un poco de miedo, ganas de conocer y un speech impreso. No sé si llamaría a ese primer encuentro como el mejor logrado, pero sin duda fue mágico congregar a mujeres bajo una luna llena a hacer meditaciones, rituales y conocernos.

Cada vez se escucha más sobre los “círculos de mujeres” y más de alguna creerá que lo que hacemos es sentamos en una asamblea a cambiar el mundo, la realidad no está tan alejada. Y es que no hay forma más esencial de describir los círculos de mujeres como un espacio en donde las mujeres que asistimos nos sentamos formando un círculo, en donde no existen las jerarquías, los títulos y las máscaras. El ingrediente principal es nuestra propia esencia, la emoción y la ganas de estar. 

La pregunta es, ¿por qué hablar de ellos?

Porque quizás si eres un poco como fui yo, pensarás que es “normal” sentirte fuera del mundo femenino y la realidad es que últimamente vemos más el otro lado de la moneda; donde las mujeres se unen como hermanas levantando la voz, a veces con lágrimas de alegría y otras tantas lavando la historia de aquellas que nos precedieron. Me hubiera encantado escuchar sobre ellos cuando era adolescente, quizás un poco más joven o un poco menos perdida.

Estos encuentros nos muestran de una forma sutil y amorosa el camino y la vida que estamos transitando. Nos están enseñando cómo volver a confiar una en la otra y a cuestionarnos si lo que creemos forma parte de nuestra verdad. Hemos llegado a caer un poco en la creencia de que siendo espirituales solo es aceptable “vibrar alto”, mantenerte tranquila, meditar, leer, seguir buenos hábitos y cumplir la misión de vida.

Los círculos de mujeres nos recuerdan que somos humanas, que somos salvajes, cíclicas, fuertes, poderosas, vulnerables y valientes. Reunirse en círculo es ser parte de una tribu, sin principio y sin final, sostenida, abrazada y contenida. 

Así que si un día sientes el llamado de asistir a uno, ¡atrévete! y permítete recordar cuando nuestras ancestras se reunían por el placer de compartir; el regalo más bonito es dejar tu legado a través del reflejo de mujeres que pueden reconocerse regalando experiencia, sabiduría y amor.

“Los círculos de mujeres alrededor, tejen redes invisibles de amor cuando estamos débiles y cantan con nosotras cuando estamos fuertes”.