El milagro silencioso de llegar hasta aquí
AutoguíaNo sé en qué momento empezó exactamente. Tal vez fue una mañana cualquiera, de esas en las que uno se mira al espejo sin esperar nada, o quizá en una noche silenciosa en la que algo dentro de nosotros dijo: basta. Lo cierto es que, sin grandes anuncios ni aplausos, comenzamos a avanzar. Paso a paso. A veces con dudas, a veces con más fuerza de la que creíamos tener. Y hoy, al ver este año que se termina, se hace evidente una verdad que solemos pasar por alto: llegar hasta aquí es un milagro.
No uno espectacular. No uno que se presume. Es un milagro hecho de decisiones pequeñas, de renuncias íntimas, de esos movimientos que nadie nota pero que cambian la vida por dentro. Este año nos dejó aprendizajes que no caben en una foto: salimos de lugares que ya no nos hacían bien, cerramos relaciones que dolían más de lo que sanaban, nos reconciliamos con personas que creíamos perdidas, incluso con versiones de nosotros mismos que no queríamos mirar.
Y aunque a veces pensamos que crecer significa ruido, reconocimientos o transformaciones evidentes, la verdad es que el crecimiento más profundo suele ser callado. Son esos días en los que, sin decirlo, elegimos respirar mejor, dormir mejor, tratarnos mejor. Esos momentos en los que aprendimos a poner límites, a pedir ayuda, a soltar lo que no nos sostenía.
Por eso, al cerrar este ciclo, no hace falta escribir una lista interminable de metas. Basta con detenernos un instante y honrar la valentía discreta que nos trajo hasta hoy. Recordar a la persona que fuimos en los días difíciles, a quien se levantó aun cuando parecía imposible, a quien eligió seguir cuando nadie veía el esfuerzo.
No importa si este año no fue estruendoso. A veces las etapas más importantes son precisamente las que pasan sin ruido, las que parecen pequeñas desde afuera pero gigantes desde adentro.
Este cierre de año es una invitación a reconocerlo:
lo que lograste, aunque nadie lo sepa, te transformó.
Y ese simple hecho merece celebrarse, en silencio o en voz alta, como tú prefieras.
Porque sí: llegar hasta aquí también es un acto de amor propio.
Gracias por acompañarnos un año más
Nos vemos en Enero.
Team Rosella






















