Es más fácil culpar a otros que hacerme responsable de lo que siento

¿Qué es la responsabilidad afectiva? En un sinnúmero de ocasiones me encuentro escuchando a personas diciendo me hizo enojar, me gritó, me hizo daño y sí, muchas de esas veces es mi propia voz la que escucho. ¿Por qué solemos culpar a otros de lo que nos pasa?, ¿somos nosotros responsables de lo que otros nos “hacen” sentir?

Pensemos un momento en aquel tiempo en el que te encuentras rodeado de amigos, con tus padres, hijos o con tu pareja, ese instante en el que aquella persona que tú elegiste para compartir tu círculo más íntimo comienza a ser irónico, hiriente, a burlarse, y tú te sientes agredido, triste, frustrado.

Es muy fácil buscar culpables, sin embargo, la culpa no es el mejor aliado para encontrar una solución, en cambio, la responsabilidad nos permite asumir aquella decisión de invitar y conservar aquellas personas en nuestras vidas y muchas veces tomar la difícil decisión de alejarlas.

La responsabilidad afectiva, nos permite asumir esa parte de responsabilidad, la persona que se encuentra a mi lado, padres, amigos, pareja, hijos, compañeros de trabajo, pueden en un momento dado herir. Al mismo tiempo, es nuestra responsabilidad poner un límite claro y respetuoso. Hoy, las personas tenemos una gran capacidad para comunicarnos, con una imagen o un emoji podemos hacerle ver a otros que estamos tristes o contentos. Atrás de la pantalla es muy fácil quejarnos, reclamar o decir lo mucho que apreciamos a una persona, ¿pero… y la comunicación profunda?… ¿Qué pasó con esos momentos en los que nos sentamos frente a frente? Cada vez nos es más difícil vernos a los ojos y expresar al otro lo mucho que nos lastiman sus palabras o lo feliz que nos hace estar a su lado. Damos por hecho que lo sabe y eso provoca grandes retos en las relaciones interpersonales y un reto aún mayor en nuestra relación con nosotros mismos, ya que en ocasiones sentimos enojo e incluso ira porque aquella persona no hace o dice algo que nosotros esperamos, cuando la mayoría de las veces, ¡ni siquiera se lo dijimos! Y eso nos habla de una carencia de responsabilidad afectiva.

¿Y si a partir de hoy nos damos a la tarea de alejarnos de las pantallas cuando se trate de aquellas personas que suman en nuestras vidas?, ¿ y si nos damos permiso de volver a sentarnos frente a frente?, ¿ y si nos ponemos el objetivo de tocar UN solo tema que nos inquieta con esa persona, solo uno, en un café, una cena o una caminata por la calle?, ¿y si buscamos reconciliarnos con nuestros sentimientos? ¿Y si a partir de hoy, nos responsabilizamos de lo que nosotros sentimos y comunicamos a los otros lo que nos hicieron sentir, para tomar la decisión que más nos convenga, asumiendo sólo la parte de responsabilidad que nos corresponde y soltando aquello que no es nuestro? Estoy segura de que las relaciones humanas serían más empáticas, respetuosas, efectivas y sinceras.

Recuerda… no hay amor suficiente capaz de llenar el vacío de una persona que no se ama a sí misma.

Marisol Ralph