Lumbalgia

El dolor de espalda constituye una de las principales razones para visitar un consultorio de fisioterapia. Puede deberse a problemas en las articulaciones de las vértebras, discos intervertebrales, músculos, ligamentos o incluso a problemas viscerales. El tipo más común es el dolor de espalda baja, conocido como lumbalgia, que afecta a entre el 70% y el 80% de la población en algún momento de su vida.

Es importante destacar que la lumbalgia puede ser causada por una variedad de razones, como el estrés, la falta de ejercicio, malas prácticas, la obesidad, la mala postura, el envejecimiento y problemas médicos, entre otros.

Existen varias recomendaciones que podemos llevar a cabo para tomar conciencia y prevenir estas lesiones:

En la oficina:

• Utiliza una silla ajustable que soporte la curva natural de tu espalda y te permita mantener los pies planos en el suelo, con caderas, rodillas y pies a 90 grados.
• Asegúrate de que tu escritorio esté a la altura adecuada para que tus antebrazos estén paralelos al suelo cuando uses el teclado y el mouse.
• Coloca el monitor a la altura de los ojos para evitar inclinar la cabeza hacia arriba o abajo.
• Utiliza un teclado y ratón ergonómicos para reducir la tensión en las muñecas y los brazos.
• Realiza pausas cortas y frecuentes para estirar y mover el cuerpo, evitando estar sentado o en la misma posición durante largos periodos.

En el ejercicio:

• No olvides realizar ejercicios de calentamiento de 5 a 10 minutos antes de cualquier actividad física para preparar tus músculos y articulaciones.
• Realiza estiramientos adecuados antes y después del ejercicio para mejorar la flexibilidad y reducir el riesgo de lesiones.
• Aprende la técnica correcta para cualquier actividad física que realices, siempre con la ayuda de un profesional.
• Asegúrate de darle a tu cuerpo el tiempo de recuperación necesario entre las sesiones de entrenamiento.
• No olvides incluir trabajo de fortalecimiento muscular.
• Mantén una dieta equilibrada y asegúrate de estar bien hidratado.
• Evita el exceso: no te exijas demasiado ni te sobreentrenes.

Lo más importante es siempre escuchar a tu cuerpo y prestar atención a las señales de fatiga, dolor o malestar. Si sientes alguna molestia, detén la actividad y descansa. Si la molestia persiste, consulta siempre a un profesional. También es recomendable hablar con un fisioterapeuta antes de comenzar una nueva rutina de ejercicio si tienes alguna condición médica preexistente. Cada lesión y cada cuerpo es diferente, así que no dudes en personalizar tu rutina de ejercicio de acuerdo a tus necesidades con la orientación de un fisioterapeuta.

Lic. FT Regina Pérez