Un día productivo no se construye en las primeras horas de la mañana

Creemos y nos permitimos estar cómodos con la filosofía universal de “gana tu mañana, gana tu día”, y es absolutamente cierto. Pero olvidamos algo en la construcción de la mañana: la noche.

¿Quieres una mañana conectada, consciente y poderosa? Diseña tu noche. La mañana es lo que se preparó la noche anterior; para que un hábito tenga sentido se debe completar un ciclo, en este caso día y noche. Así, mediante la repetición se pueden integrar prácticas saludables para nuestro cuerpo, mente y emociones.

Es probable que estés pensando: ¿cómo lo logro si por la noche todo lo que quiero es dormir o distraerme? Con estructura y disciplina. Es tan importante la noche como la mañana para construir hábitos que nos permitan aprovechar el día, ¿qué significa esto? Todo comienza antes de dormir: podemos preparar nuestra mente y nuestro cuerpo para desconectar y entrar en un estado de descanso que nos alivie del estrés de recibir y procesar información.

La razón por la que nos cuesta tanto empezar por la mañana es la adicción a la tecnología y sus derivados: celular, TV, redes sociales, correos, whats, etc. Pasamos tanto tiempo conectados recibiendo y consumiendo todo tipo de estímulos que llega la noche sin darnos cuenta y sin haber limpiado ese momento de dispositivos e información. Por la mañana, amanecemos cansados, sin energía y con estrés provocado por la falta de descanso. Debido a esta agotadora rutina digital, vivimos en un mundo desconectado de nosotros mismos y de nuestros espacios de paz. Además del desgaste físico y psicológico, también existen trastornos como la ansiedad u otras enfermedades que surgen por pasar mucho tiempo fuera de uno mismo, viendo lo que hacen los demás, comparándose y sintiéndose en una competencia sin fin con el mundo. 

Si quieres corregir esto y saber qué puedes hacer por las noches para construir hábitos matutinos efectivos… sigue leyendo:

1. Dormir con el celular fuera de la habitación. El celular es nuestro enchufe con el mundo. Verlo todo el rato nos pone en un estado constante de alerta. Ese es el efecto del celular por las mañanas: nos lleva de 0 a 100 sin dejarnos vivir un espacio de tranquilidad y contemplación antes de comenzar el día.
2. Meditar por la noche es igual de importante que hacerlo por la mañana. Escuchar música tranquila, tomar un té caliente, leer un poco sobre temas que nos alimenten, etc. Estas actividades son sugerencias que coinciden en un beneficio: bajan nuestras revoluciones corporales y mentales. Pueden cambiar, pues la idea es que cada uno diseñe sus propios rituales de acuerdo a sus necesidades y gustos, pero siempre en la búsqueda de nutrirnos y conectarnos con nosotros mismos.
3. Mantener la TV fuera del cuarto. Ocurre lo mismo que con el celular, sólo es otra pantalla que inhibe el sueño y sumerge a la mente en otro canal de información.
4. Todo suma, incluso nuestra habitación: el colchón importa, las sábanas importan, el color de las paredes importa, la limpieza del espacio importa, el olor, el silencio importa. Estos crean un ambiente de sueño que asegura nuestro descanso y posterior bienestar al amanecer.

La noche es para nutrirnos y centrarnos; las mañanas para activarnos, intencionar el día y enfocarnos en las metas. Sí, puede significar acostarnos más temprano y levantarnos una hora antes, pero asegura que creamos el espacio para prepararnos para el día, no reaccionar ante lo sucedido, sino decidir con qué energía afrontarlo.

Finalmente, es importante recordar que el cuerpo tiene memoria. No se trata de qué rutina es mejor o más funcional, sino de llevarla a cabo con constancia. El cuerpo vive saludable con rutinas. 

Me encantará saber lo que piensas y cómo vives este proceso, ¡escríbeme! 

Y si quieres contar con apoyo profesional, o si estás buscando servicios de asistencia o entrenamiento mental y emocional, te invito a que te pongas en contacto conmigo. (@coach_elba)

Abrazos,

Elba.