La participación de la mujer en la política

Estando en medio de campañas electorales, es importante detenernos a pensar sobre la verdadera participación de la mujer en la política y la importancia que tiene en el bienestar de nuestro país.

En pleno 2021, deberíamos de haber pasado la era en la que alcanzar la cuota de género representa un logro o una meta electoral. Vivimos en un mundo en el que, según ONU Mujeres, en sólo 22 países hay Jefas de Estado o de Gobierno, y 119 países nunca han sido presididos por mujeres. Al ritmo actual, la igualdad de género en las más altas esferas de decisión no se logrará por otros 130 años.

Pero, ¿cuál es la verdadera importancia de que exista mayor representación femenina en la política? En México, un país en el que mueren cerca de 10 mujeres al día, tenemos urgencia de mujeres que representen mujeres. Así como ya se ha hablado en repetidas ocasiones que un hombre no puede ser feminista, sino sólo puede ser simpatizante, no considero que un hombre pueda representar los mejores intereses de las mujeres mejor que una misma mujer.

Iniciativas de vital importancia que son ahora leyes, como la Ley Olimpia o la Ley de Menstruación Digna, no hubieran sido posibles sin la fuerza de las mujeres en el Congreso; y son estas leyes las que están cambiando poco a poco, un espacio a la vez, la desfavorable situación de las mujeres en nuestro país.  

También el esfuerzo de las mujeres en la política ha incentivado a utilizar el vocabulario con perspectiva de género en la vida pública. Muchas personas le quitan valor a la importancia de usar “los y las” o “todas y todos”, pero cuando la mitad de la población en México ha sido rezagada, violentada e invisibilizada, la mención de su género se antoja una gran victoria. 

La política es un espacio dominado por los hombres, por lo que las mujeres se han visto sistemáticamente subordinadas, y todo aquello que se identifica con lo femenino ha sido subvalorado. Aunque hemos poco a poco abierto camino, no se han eliminado los obstáculos. 

Sueño y soñamos muchas, con un espacio político en México en donde personalidades como Margaret Thatcher, Ángela Merkel o Kamala Harris puedan liderar este país.

Cierro aclarando que el incentivar la participación política de las mujeres no es un intento de posicionar lo “femenino” sobre lo “masculino”, pero definitivamente el concepto de democracia sólo tendrá un significado verdadero y dinámico cuando las políticas y la legislación nacional sean decididas conjuntamente por hombres y mujeres, y presten una atención equitativa a los intereses y las aptitudes de las dos mitades de la población.